Las matemáticas nos ayudan a hacer modelos de lo que ocurre a nuestro alrededor. Cuando un vaso se cae de la mesa, eso puede ser modelizado. El funcionamiento de un motor, también puede ser expresado matemáticamente. Y las relaciones personales, gracias a la teoría de juegos no son una excepción, al menos no en algunos aspectos.
La teoría de juegos es una rama de las matemáticas que a muchos os sonará por la película “Una mente maravillosa“. En ella, Russell Crowe interpreta a John Nash, uno de los principales contribuyentes a este campo de estudio. Con ella se modeliza el comportamiento de los mercados, las fluctuaciones de poblaciones en el reino animal, o incluso las negociaciones de una empresa.

A pesar de lo terrible que es la película en cuanto a rigor histórico, hay algo que sí transmite bien. La paranoia de un enfermo de esquizofrenia que no sabe distinguir entre qué es real y qué no. Por lo demás, los errores llegan hasta el punto de dar como ejemplo de teoría de juegos una situación que nis siquiera corresponde a teoría de juegos.
Deshagamos el entuerto. En realidad la teoría de juegos estudia qué decisiones son óptimas en las situaciones donde dos o más agentes se enfrentan a un mismo problema todos ellos con libertad de decisión.
El equilibrio entre psicópatas y personas normales, entre la oferta y la demanda o en la negociación de un secuestro. La teoría de juegos es el prisma desde el que comprender momentos históricos como la guerra fría. Analiza conceptos como la destrucción mutua asegurada, o incluso el precio de una docena de huevos. Creo que no hace falta decir mucho más. Las matemáticas dominan el cotarro.
Un programa de Antonio Rivera (@meteolp)
Contertulios:
- José Blanca
- Penélope Hernández
- Gonzalo Olcina
- Ignacio Crespo
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