De todas las grandes mentes que la historia de la ciencia nos ha dado, muchos han sido genios peculiares. Gente rara que claramente destacaba sobre el resto. Y si se trata de destacar nuestro ganador es indiscutible: Richard Feynman.

Richard Feynman aprendió portugués solo para poder dar una charla en Brasil. Richard Feynman tocaba los bongos a escondidas en el MIT. Richard Feynman pintó su caravana con los garabatos que le hicieron ganar un Nobel. En resumen, era un personajazo.
Su vida movida y su alergia a la autoridad le hicieron recolectar tantas anécdotas que en cualquier otra biografía harían palidecer a los datos serios. En cambio, con Richard Feynman no ocurre así.
Por muchas anécdotas que tenga, su ciencia siempre pesará más. Sus aportaciones siguen siendo de actualidad y nos ayudaron a ver el mundo de la física desde otro punto de vista. Los diagramas de Feynman, la integral de camino, su contribución a la bomba nuclear. Su ciencia ha cambiado el mundo, pero su personalidad también.
Son muchos los ahora doctores en física que se vieron motivados por las clases y libros de este genio. En cierto modo, le debemos a su magnetismo que muchos científicos se dediquen a lo que se dedican.
Feynman era un genio, un maestro en todos los sentidos, una mente como pocas o (esperemos que no) como ninguna.
Un programa de Antonio Rivera (@meteolp)
Contertulios:
- Alberto Aparici
- Paula Tuzón
- Vicent Picó
- David Ibañez
- Ignacio Crespo
Un comentario