Nuestro cerebro analiza una cantidad descomunal de información por segundo y algo tiene que hacer con ella. No es fácil gestionar tal cantidad de datos, pero es algo más sencillo si utilizamos trucos. Por ejemplo, ver colores en lugar de longitudes de ondas llenas de números. El sonido, el dolor o el gusto son en cierto modo ficciones que creamos para interpretar el mundo. Responden a una realidad física y objetiva, pero traducidos de una forma subjetiva. ¿Es posible que pase lo mismo con el concepto de “yo”?
Charla impartida en la Asociació per a l’humanism de Ontinyent en 2019.